lunes, 16 de mayo de 2011

San Simón Stock

Nace en el condado de Kent (Inglaterra) en el año 1165. Su apellido Stock hace alusión a un "hueco de tronco" donde de pequeño y de joven, Simón pasaba largas horas en oración como un ermitaño.

Cuando llega el primer carmelita a Inglaterra ingresa a la Orden. Lleva allí una vida ejemplar y piadosa.

En un capítulo general reunido en Aylesford fue nombrado general de la Orden del Carmelo. Desempeñará este servicio hasta su muerte.

Era muy devoto de la Virgen María, por lo que se le ha llamado "el amado de María". A Ella le componía himnos, que luego recitaba.

Rezaba así San Simón Stock cada día pidiendo por su Orden:

Flor del Carmelo
Viña floridal esplendor del cielo;
Virgen fecunda y singular;
oh Madre dulce
de varón no conocida;
a los carmelitas,
proteja tu nombre,
estrella del mar.


Una de sus mayores preocupaciones era la difusión de los carmelitas en Inglaterra y toda Europa; por ello funda diversos conventos en las principales ciudades universitarias como por ejemplo Oxford (Inglaterra), Cambridge (Inglaterra), Boloña (Italia) y París (Francia).

A él se le aparece el 16 de julio de 1251 la Virgen ( en ese entonces Superior de la Orden del Carmen) y le entrega un escapulario mientras le dice: "Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno".
Llevar el escapulario constituye una promesa de morir en gracia y salir del purgatorio lo antes posible (a más tardar el sábado siguiente a la muerte). No es un amuleto o protector mágico sino es un compromiso a vivir en forma mariana o sea imitando las virtudes de la Santísima Virgen. Esta devoción se divulgó rápidamente.

Muere en Burdeos (Francia) el 16 de mayo de 1265, haciendo una visita pastoral. Es enterrado allí. En el año 1951 es trasladado a Aylesford.

Aunque es venerado por los Carmelitas desde por lo menos 1564 nunca ha sido oficialmente canonizado, aunque el Vaticano aprueba que los carmelitas celebren esta fiesta.

Oración a San Simón Stock:

Señor, Dios nuestro, que llamaste a San Simón Stock a servirte en la familia de los Hermanos de Santa María del Monte Carmelo; concédenos, por su intercesión, vivir como él entregados si empre a tu servicio y cooperar a la salvación de los hombres. Amén.


lunes, 9 de mayo de 2011

Mayo, mes de María

Cuantos piropos se te pueden dedicar, Madre mía. Eres nuestro consuelo, ayuda en los momentos difíciles y la mano que nos lleva a Jesús. Porque siempre es a través de Tí como llegamos al Señor. Con tu amor, con la ternura y paciencia de una buena madre.
Madre, te tengo que agradecer tantas cosas: mi conversión, la ayuda y guía espiritual que te pedí también ya la tengo, y me encomendaste al mejor ... a aquel que te quiso tanto y que está contigo en el cielo, y que si de algo quería ser recordado es por haberte querido tanto, a San Josemaría Escrivá de Balaguer. También la ayuda de Santa Teresa del Niño Jesús.y los beatos Jacinta y Francisco y la hermana Lucía de Fátima.
También te debo agradecer a todas las personas que has puesto en el Sendero que me lleva a tu hijo Jesús. ¡Tengo tanto que aprender de Él, madre!


Le pedí a Dios .... y Dios dijo no

Le pedí a Dios que me quitara el dolor. Dios dijo, NO. Yo no te lo debo quitar, sino tu lo tienes que dejar.

Le pedí a Dios que hiciera que mi hijo paralítico fuera completamente sano. Dios dijo, No. Su espíritu esta completo, su cuerpo es solo temporal.

Le pedí a Dios que me concediera paciencia. Dios dijo No. La Paciencia viene como resultado de las tribulaciones, no se concede, se gana.

Le pedí a Dios que me diera felicidad. Dios dijo, NO. Te doy bendiciones. Tu decides si quieres ser feliz.

Le pedí a Dios que me librara del sufrimiento. Dios dijo NO. Los sufrimientos te alejan de los afanes del mundo y te acercan a mi.

Le pedí a Dios que hiciera crecer mi espíritu. Dios dijo NO. Debes crecer por ti mismo, y yo te voy a podar para hacerte dar fruto.

Le pedí a Dios por todas las cosas que podría disfrutar en la vida. Dios dijo, No. Te doy vida para que disfrutes de todas las cosas.

Le pedí a Dios que me ayudara a amar a otros, con el amor con que el me ama a mi.
Dios me dijo... Ah, finalmente estas empezando a entender.
 
 
 

jueves, 3 de marzo de 2011

Sermón parroquial de John Henry Newman

 Dios acepta a los que se le acercan con fe, sin nada en las manos más que la confesión de sus pecados. Esta es la más alta dignidad a la que aspiramos normalmente, a entender nuestra propia hipocresía, insinceridad y superficialidad; a reconocer, cuando rezamos, que no somos capaces de rezar como conviene, arrepentirnos de nuestros arrepentimientos frustrados, y a someternos completamente al juicio de Dios que, si bien puede ser exigente con nosotros, nos ha manifestado su amor y su bondad al mandarnos rezar. Mientras nos comportamos así, nos iremos dando cuenta de que Dios lo sabe todo antes de que se lo digamos, y mucho mejor que nosotros. Él no necesita enterarse de nuestra ínfima valía. Lo nuestro es rezar con el espíritu y el tenor del mayor abajamiento, pero no necesitamos buscar palabras con que expresarlo adecuadamente, porque en realidad no hay palabras demasiado malas para nuestro caso. Hay hombres disconformes con la confesión de los pecados que se hace en la Iglesia porque les parece demasiado suave; pero es que no puede ser más fuerte. Contentémonos con esas palabras moderadas que se han usado siempre; será muy buena cosa si entramos en ellas. No hace falta buscar palabras apasionadas para expresar el arrepentimiento cuando ni siquiera entramos como es debido en las expresiones más corrientes.
Así pues, cuando ores, no seas como los hipócritas, que actúan hacia fuera, ni hagas vanas repeticiones como los paganos. Calmémonos, pongámonos en silencio y de rodillas como quien se prepara para algo que le supera, dispongamos nuestro espíritu para nuestra imperfección de orantes, repitamos mansamente las palabras de nuestra maestra la Iglesia y hagamos nuestro el deseo de los ángeles de comprenderlas. Cuando llamamos a Dios nuestro Padre Todopoderoso o nos reconocemos miserables pecadores y le pedimos que nos perdone, acordémonos de que, aunque estemos usando una lengua extraña, Cristo está pidiendo por nosotros con esas mismas palabras y con un completo entendimiento de ellas y poder efectivo; y que aunque no sabemos lo que debiéramos pedir, el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inenarrables.

martes, 22 de febrero de 2011

Amor de Dios

La alegría es un bien cristiano. Unicamente se oculta con la ofensa a Dios: porque el pecado es producto del egoísmo, y el egoísmo es causa de la tristeza. Aún entonces, esa alegría permanece en el rescoldo del alma, porque nos consta que Dios y su Madre no se olvidan nunca de los hombres. Si nos arrepentimos, si brota de nuestro corazón un acto de dolor, si nos purificamos en el santo sacramento de la Penitencia, Dios sale a nuestro encuentro y nos perdona; y ya no hay tristeza: es muy justo regocijarse porque tu hermano había muerto y ha resucitado; estaba perdido y ha sido hallado.(Lc 15, 32)


Esas palabras recogen el final maravilloso de la parábola del hijo pródigo, que nunca nos cansaremos de meditar: he aquí que el Padre viene a tu encuentro; se inclinará sobre tu espalda, te dará un beso prenda de amor y de ternura; hará que te entreguen un vestido, un anillo, calzado. Tú temes todavía una reprensión, y él te devuelve tu dignidad; temes un castigo, y te da un beso; tienes miedo de una palabra airada, y prepara para ti un banquete.
(San Ambrosio)

San Josemaría Escrivá de Balaguer
(Es Cristo que pasa, 178)

Dichosos - Santo Tomás Moro (1478-1535)

DICHOSOS los que saben reírse de sí mismos, porque no terminaran nunca de divertirse.

DICHOSOS los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitaran muchos inconvenientes.

DICHOSOS los que saben descansar y dormir sin buscarse excusas: llegaran a ser sabios.

DICHOSOS los que saben escuchar y callar: aprenderán cosas nuevas.

DICHOSOS los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio: serán apreciados por sus vecinos.

DICHOSOS los que están atentos a las exigencias de los demás, sin sentirse indispensables: serán fuente de alegría.

DICHOSOS ustedes cuando sepan mirar seriamente a las cosas pequeñas y tranquilamente a las cosas importantes: llegaran lejos en esta vida.

DICHOSOS ustedes cuando sepan apreciar una sonrisa y olvidar un desaire: vuestro camino estará lleno de sol.

DICHOSOS ustedes cuando sepan interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, aún contra las apariencias: serán tomados por ingenuos, pero es el precio justo de la caridad.

DICHOSOS los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar: evitaran muchas tonterías.

DICHOSOS ustedes sobre todo cuando sepan reconocer al señor en todo los que se encuentran: habrán logrado la verdadera luz y sabiduría.