Cuantos piropos se te pueden dedicar, Madre mía. Eres nuestro consuelo, ayuda en los momentos difíciles y la mano que nos lleva a Jesús. Porque siempre es a través de Tí como llegamos al Señor. Con tu amor, con la ternura y paciencia de una buena madre.
Madre, te tengo que agradecer tantas cosas: mi conversión, la ayuda y guía espiritual que te pedí también ya la tengo, y me encomendaste al mejor ... a aquel que te quiso tanto y que está contigo en el cielo, y que si de algo quería ser recordado es por haberte querido tanto, a San Josemaría Escrivá de Balaguer. También la ayuda de Santa Teresa del Niño Jesús.y los beatos Jacinta y Francisco y la hermana Lucía de Fátima.
También te debo agradecer a todas las personas que has puesto en el Sendero que me lleva a tu hijo Jesús. ¡Tengo tanto que aprender de Él, madre!
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