8 de diciembre
Pío IX pronunció y definió que la Santísima Virgen María «en
el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia
concedidos por Dios, en vista de los méritos de Jesucristo, el Salvador
del linaje humano, fue preservada de toda mancha de pecado original». Constitución Ineffabilis Deus, 8 de Diciembre de 1854.
Es decir, en el momento de la creación de su alma y su infusión en el cuerpo.
En María el pecado original fue excluido (singular exención de una ley universal), en las demás criaturas el pecado original fue removido por el bautismo; pero María no fue eximida de las penas temporales de Adán (el dolor, las enfermedades corporales y la muerte).
En María el pecado original fue excluido (singular exención de una ley universal), en las demás criaturas el pecado original fue removido por el bautismo; pero María no fue eximida de las penas temporales de Adán (el dolor, las enfermedades corporales y la muerte).
En
1858, cuatro años después de la proclamación de esta verdad de fe, la
Santísima Virgen aparece 18 veces a Bernadette Soubirous en Lourdes
(Francia).
En la 16° aparición, jueves 25 de marzo de 1858, Bernadette volvió a preguntarle por segunda vez a la Señora:
- ¿Quieres tener la bondad de decirme quien eres y cual es tu nombre? Siendo su sonrisa la única respuesta.
- Bernadette insistió: ¿Quieres decirme quien eres?, te lo suplico Señora mía.
-
Levantó los ojos hacía el cielo, juntando en signo de oración las manos
que tenía abiertas y tendidas hacia el suelo, y me dijo: "Yo soy la Inmaculada Concepción", y desapareció.
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